Me he tropezado en el estante de novedades de la Biblioteca Pública de Logroño con "Números que curan" de Grigori Grabovoy. No he podido resistir la curiosidad de echarle un vistazo.
Nunca hasta ahora había abierto un ¿libro de numerología? y debo reconocer que me ha impactado.
Según la descripción de la propia editorial "Números que curan" es:
"Un método para mejorar y recuperar la salud por medio de la concentración en series numéricas. ... recopila unas mil enfermedades y, a cada una, se le asigna un número de 7,8 o 9 cifras. Mientras usted se centra en una de estas secuencias numéricas, empieza la curación. ... Los números generan vibraciones que pueden ayudar al cuerpo a emprender el camino de regreso a la normalidad, esto es la sanación."Grabovoy se define a sí mismo como "curador espiritual" capaz de sanar las enfermedades más graves y literalmente "resucitar a los muertos". Se trata de un embaucador de ingenuos, alguien sin escrúpulos que no duda en aprovecharse de personas que sufren situaciones personales desesperadas. Para saber más sobre él recomiendo leer el artículo que le dedica la Wikipedia, como no está disponible en castellano enlazo aquí la traducción que Google facilita. Y también "Encarcelan a resucitador por estafa" en "Estafas y timos" de "adeGüello".
Como profe de Mates tengo que responder en muchas ocasiones a la reiterada pregunta de ¿para qué sirven las Matemáticas?. Entre las numerosas aplicaciones me gusta citar que para curar enfermedades y mejorar nuestra salud. Las herramientas matemáticas, particularmente estadísticas, son fundamentales en el conocimiento y tratamiento de las enfermedades. También son necesarias muchas matemáticas para desarrollar la tecnología que aplica la Medicina más avanzada. Las Matemáticas y los números curan, pero no así.
Esta obra, una bazofia que nada tiene que ver con las Matemáticas, es un buen ejemplo de lo más opuesto al espíritu científico y al pensamiento crítico. Las citas de Pitágoras y Galileo que incluye como reclamo en la solapa son toda una blasfemia.
Nunca recomendaría a alguien a quien tuviera aprecio ni este libro ni nada semejante. No tengo nada que objetar sobre a lo que cada uno dedicamos nuestro tiempo o nuestro dinero, pero se me ocurre un gran número de mejores fines a los que dedicar el dinero público.
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